Existe una creencia popular de que tener un gato y estar embarazada es peligroso. Es imprescindible buscar información profesional antes de tomar cualquier decisión, como puede ser dar al animal en adopción. Por ello, en este artículo, los expertos nos cuentan cuáles son los riesgos de combinar un embarazo y gatos.
La principal amenaza que pueden suponer los felinos para las gestantes es la transmisión de la toxoplasmosis. "El Toxoplasma gondii es un coccidio, parásito intracelular obligado, que infecta prácticamente a todas las especies de sangre caliente incluidas las personas. La infección por T. gondii es muy frecuente: entre el 30-40 por ciento de la población mundial es seropositiva", indican desde el Grupo de Estudio de Medicina Felina de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (Avepa).
De hecho, una de las pruebas que se realizan en las revisiones ginecológicas es la detección de anticuerpos frente a esta enfermedad.
Independientemente de si la mujer ha sido infectada por un gato o no, los especialistas señalan que puede provocar:
"La severidad del cuadro producido por la infección con Toxoplasma gondii durante la gestación varía con la edad del feto en el momento de la infección; es mayor en las infecciones contraídas durante el primer trimestre de gestación", subrayan los veterinarios.
Los expertos recalcan que la toxoplasmosis en gatos es "poco frecuente". En este sentido, el gato portador puede ni siquiera mostrar signos clínicos de la enfermedad. Siempre se ha pensado que los mininos pueden transmitirlo a las personas porque son los únicos animales que pueden eliminar en las heces las formas infectivas del parásito T. gondii. Sin embargo, los especialistas indican que es "poco probable este contagio" y que la gran mayoría de personas que se infectan lo hacen a través de:
"Es erróneo asumir que siempre que una persona se infecta con T. gondii, el origen de la infección ha sido el contacto con un gato", afirman desde Avepa. "Los gatos infectados por T. gondii son los responsables de diseminar el parásito al ambiente dentro de sus deyecciones, pero las heces de gato recién eliminadas no suponen un riesgo real de contagio, ya que lo que contienen no es infeccioso", añaden. Sin embargo, sí que podría ser peligroso entre las 24 horas y los cinco días tras la deposición de las mismas.
Por lo tanto, bajo ningún concepto hay que deshacerse del gato, sino simplemente tomar una serie de medidas para evitar el contagio. Concretamente, los veterinarios aconsejan:
"Las mujeres embarazadas deben evitar manipular la bandeja de arena, pero si esto no fuese posible es recomendable que lo hagan con guantes desechables y mascarilla", explican desde Avepa, quienes recomiendan desinfectar la bandeja con agua hirviendo o el vapor a presión.
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