El embarazo induce multitud de cambios en el cuerpo de la embarazada, y la piel no es una excepción. Los cambios hormonales propios de la gestación afectan a la mujer en todo su organismo. En este artículo de Apoteka descubrimos si tomar el sol durante el embarazo es aconsejable o no.
La farmacéutica Leire Azcona afirma en la revista Elsevier que, dentro de las alteraciones gestacionales que afectan a la piel, destacan:
De hecho, comenta que una de las consultas más frecuentes es el exceso de pigmentación de la piel en la mujer embarazada. En este sentido, apunta que "está demostrado el papel desencadenante que ejerce el sol en la aparición de estas pigmentaciones". Y, por ello, insiste en que "es muy importante recordar a la futura mamá que este exceso de coloración se debe al cambio hormonal y que normalmente después del parto suele remitir, empeorando con las exposiciones solares". Así, recuerda que es fundamental la aplicación diaria de un tratamiento despigmentante además de fotoprotectores de muy alto índice.
Mientras, desde Quirónsalud destacan que hasta el 90 por ciento de las mujeres padecen un proceso de oscurecimiento de la piel durante el embarazo, sobre todo si tienen piel morena de base. Una coloración que se presenta principalmente en zonas como pezones y areolas, piel genital, axilas, parte interior de los muslos y la zona en torno al ombligo, así como en la línea media del abdomen, la llamada línea alba. Igualmente, advierten de que también puede aumentar el número y tamaño de pecas y lunares.
Por otro lado, desde DKV defienden que lo más importante durante el embarazo en verano es mantener una buena hidratación, ya que al subir las temperaturas se suda más y se pierden más líquidos de lo habitual. De no hacerlo, "sufrirán una insolación o deshidratación", alertan a la vez que adelantan que este tipo de cuadro puede "hacer que dure más o cueste más remontar" en el caso de las gestantes.
También indican que hay que evitar las horas centrales del día (de 12.00 a 16.00 horas) y refrescarse de vez en cuando si se va a estar un periodo largo en la piscina o en la playa, "sobre todo zonas como muñecas, la nuca y la cabeza". Además, subrayan la importancia de emplear cremas de protección solar de factores altos "para evitar que las manchas faciales y la línea alba se intensifiquen aún más con el sol2.
"Otra consecuencia del calor veraniego es la vasodilatación de capilares lo cual hace que la circulación de retorno se entorpezca, aparezcan edemas, varices, sensación de piernas cansadas y pesadas y de nuevo hipotensión", explican. Para evitarlo o mitigarlo, recomiendan colocar las piernas en alto cuando estén mucho rato en reposo, masajes con alguna crema de efecto frío o pomadas que contengan algún antivaricoso.
Por último, declaran que para activar la circulación y el retorno venoso "es bueno dar paseos, siempre y cuando se hagan cuando el sol ha caído y ya no hace mucho calor". "Caminar por la orilla de la playa o por la arena es beneficioso porque el agua del mar ejerce una ligera resistencia", concluyen.
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