La dieta paleo es una de las tantas alternativas en alimentación que existen para perder peso. La misma está basada en la alimentación que seguían nuestros ancestros en el Paleolítico y, por tanto, los productos que se pueden consumir son únicamente de origen natural y sin procesar.
Como recoge una publicación de Elsevier, este tipo de alimentación trata de imitar el modelo nutricional que el ser humano mantuvo durante el período del Paleolítico, es decir, mantiene la dieta que tendríamos si siguiéramos comiendo como nuestros antepasados y no hubiese irrumpido la Revolución Industrial. De hecho, sus defensores afirman que, este cambio relativamente tardío y rápido en la dieta superó la capacidad de adaptación del cuerpo. Así, manifiestan que esta incompatibilidad es un factor que ha contribuido a que en la actualidad prevalezcan la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardíacas.
No obstante, como se indica en el artículo mencionado, la dieta paleolítica "no concuerda con el estilo nutricional de las dietas de hoy". De hecho, ésta se rige por las pautas de los cazadores recolectores de aquellos tiempos y se apoya, en consecuencia, en los alimentos que se pueden obtener directamente del medio para su consumo inmediato sin procesar. De este modo, queda totalmente descartada la comida que hemos introducido en nuestra dieta en los últimos 10.000 años, incluyendo los alimentos refinados y procesados.
La dieta paleo es, en definitiva, un regreso a nuestros orígenes. Y, por ello, hay una serie de alimentos permitidos y prohibidos si se decide optar por este tipo de nutrición. Según detallan desde Sanitas, en el primer grupo se encuentran aquellos que en el pasado se podían obtener mediante la caza, la pesca y la recolección, los cuales se reducen a:
Mientras, en el lado opuesto, se pueden hallar todos aquellos productos que están procesados, refinados o envasados. Los seguidores de esta dieta dicen que son extraños a nuestro cuerpo y que alteran el que debería ser su funcionamiento normal. Además, también se elimina el consumo de alimentos como:
"A primera vista, este modelo rompe con los esquemas tradicionales de nutrición, como la pirámide alimenticia y la dieta mediterránea, recomendados por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, entre otros organismos", señalan en este sentido desde Elsevier.
Este tipo de dieta permite perder peso, dado que el ratio de carbohidratos ingeridos es inferior al normal, mientras que el proteico es superior. "Hecho que nos hace sentir igual de saciados con menos calorías", concretan los profesionales.
Mientras, la preocupación principal en la dieta paleolítica es que no se toman lácteos y hay que vigilar los niveles de calcio. Así, Isabel López, dietista nutricionista y experta en prevención de la obesidad, declara que es preferible "seguir una dieta que respete al máximo el equilibrio nutricional". Y, aunque reconoce que este tipo de alimentación es muy útil para reducir la ingesta de alimentos procesados, a veces, "solo hace falta poner orden y equilibrio en la alimentación de muchos hogares" para alcanzar nuestro peso ideal.
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