La piel de naranja, también conocida como celulitis, es una alteración de la superficie de la piel, la cual adquiere un aspecto rugoso e irregular con hoyuelos y nódulos. Se produce por el cúmulo de tejido adiposo o graso y es un problema que afecta al 95 por ciento de las mujeres.
Normalmente se localiza en la región pélvica, en las extremidades inferiores y en el abdomen. Su aparición se asocia a muchos y diversos factores determinantes y, aunque no es una enfermedad propiamente dicha, se trata de un problema dermoestético que "puede llegar a generar mucha preocupación", afirma la dermatóloga de Quirónsalud Nayra Patricia Merino de Paz, quien añade que la celulitis se puede clasificar en cuatro grados (celulitis flácida, dura, edematosa y mixta) en función de su severidad. Así, explica que la más leve se observa sólo al pellizcar la piel, mientras que la más grave se percibe incluso con la paciente tumbada.
La farmacéutica Susana Suárez Sanz explica por su parte en Elsevier que la piel de naranja se produce por una sobrecarga de grasa localizada, retención de agua, problemas de circulación sanguínea y problemas de desorganización del tejido conjuntivo subcutáneo. No obstante, señala que hay múltiples factores que se esconden detrás de su aparición:
"El tratamiento es complicado y dependerá del tipo de celulitis y de la historia y hábitos de la persona", dice al respecto la dermatóloga. Sin embargo, esta experta y la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac) coinciden en que se pueden llevar a cabo una serie de prácticas para prevenir su aparición o frenar su avance:
Además, como complemento se puede recurrir a preparados cosméticos que mejoran el aspecto y textura de la piel afectada, limita las acumulaciones de grasa y previene las complicaciones derivadas del proceso celulítico si se utilizan en una fase temprana de la afección.
Los tratamientos tópicos los productos "deben utilizarse regularmente, una o dos veces al día y si es posible durante todos los días del año", informa la farmacéutica Suárez Sanz. "Uno de los momentos idóneos para su aplicación es después de la ducha, donde resultará muy apropiado el uso de un gel exfoliante y la realización de un masaje", afirma.
Igualmente, se puede acudir a técnicas más modernas como: mesoterapia, lipoescultura con ultrasonidos, láser de lipolisis, presoterapia o técnicas de drenaje linfático.
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