Transportes como el tren o el avión, el ruido del tráfico y conciertos o discotecas son las principales fuentes de ruido en España. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 50 por ciento de adolescentes y jóvenes, de entre 12 y 35 años, están en riesgo de perder audición debido a la sobreexposición al ruido.
En este sentido, desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) alertan de que el uso de reproductores personales de música con auriculares a volúmenes excesivamente elevados supone un verdadero "riesgo para la audición".
De hecho, indican que cada vez son más jóvenes los que acuden a las consultas, ya que la pérdida auditiva aparece en edades más tempranas. En la actualidad se asocia a los 20 años.
Susana Alcañiz, vocal de Óptica y Acústica del Colegio de Farmacéuticos de Valencia (Micof), explica las medidas que pueden tomar los jóvenes para protegerse del ruido y cuidar sus oídos. La experta señala tres grupos de productos:
Respecto a la higiene de oídos, aunque lo más conocido es el bastoncillo, no es aconsejable. "Es preferible el uso de soluciones limpiadoras, como sprays, para evitar posibles daños en el tímpano o en el conducto auditivo", apunta.
En cuanto a los complementos alimenticios, la farmacéutica indica que existen complementos para "mejorar la patología auditiva del paciente". "Estos productos ayudan a mejorar el riego sanguíneo del oído interno y, principalmente, se basan en el uso del Ginkgo Biloba junto con otros componentes como vitaminas del grupo B, coenzima Q10 o melatonina", añade.
Para la protección física del oído, los productos más usados son los tapones. Alcañiz especifica sus diferencias de uso según el material de fabricación:
Es importante que los jóvenes presten atención al volumen al que consumen música y los ruidos a los que se exponen de forma diaria. Por esta razón, los otorrinolaringólogos indican una serie de recomendaciones para evitar que se produzca un déficit auditivo a edades tan tempranas:
La pérdida de audición, denominada hipoacusia, es un problema de salud que cada vez se manifiesta en más personas debido al aumento de contaminación acústica. En este sentido, se pueden sufrir traumatismos acústicos agudos o crónicos.
El traumatismo acústico agudo se produce cuando la persona se expone a un ruido muy intenso pero corto en duración. Por ejemplo, explosiones, petardos o disparos. No obstante, también se incluyen aquí los ruidos de conciertos y discotecas o industriales.
Un paso más allá es el traumatismo acústico crónico. Esta patología sucede cuando hay un daño auditivo de forma continua y permanente durante años. Por ejemplo, niveles perjudiciales de ruido laboral o ambiental.
No obstante, las lesiones del oído y pérdida de audición pueden ser temporales, solo se producirán de forma permanente si la exposición es prolongada en el tiempo. Por ello, las personas que se encuentran en una primera fase de sordera (de frecuencias agudas) deben acudir a un profesional porque todavía están a tiempo de revertir esta situación.
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