La alimentación antiinflamatoria es algo que seguramente ya has seguido sin darte cuenta. La verdad es que se trata de una forma de comer bastante saludable y nada complicada.
Suele asociarse mucho con las dietas para perder peso. Sin embargo, el objetivo es reducir el riesgo de desarrollar enfermedades, en especial, las degenerativas y crónicas, además de otros beneficios.
Aunque es fácil de poner en práctica, es una forma de alimentarse que tiene sus reglas y que ya te explicaremos.
La alimentación antiinflamatoria busca reducir o prevenir el dolor, hinchazón, enrojecimiento, calor, falta de buena movilidad y otros síntomas y enfermedades en nuestro cuerpo.
La clave es la nutrición consciente con alimentos que, en su mayoría, son muy sencillos de combinar y tener en casa.
La idea es ayudar a reducir las respuestas inflamatorias del organismo, a través de la eliminación de los alimentos que inflaman los tejidos y aceleran la oxidación celular.
Comprender la diferencia entre alimentación y nutrición es muy importante para el éxito de este modo de comer. Los alimentos son escogidos, preparados e ingeridos de acuerdo con el principal propósito que es prevenir y sanar los procesos inflamatorios.
Este sistema se sustenta en una dieta con:
La dieta antiinflamatoria se basa en un amplio bagaje de evidencias científicas y recomendaciones de organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las asociaciones médicas en todo el mundo.
Promueve una alimentación más natural, buscando erradicar o disminuir el consumo —en niños y adultos— de alimentos considerados dañinos para la salud. Entre ellos:
Entre las ventajas de seguir una dieta antiinflamatoria se encuentran las siguientes:
Es un tipo de alimentación que ayuda a la gente a sentirse mejor consigo misma. Existe evidencia de que puede mejorar los niveles de colesterol y glucosa en sangre y bajar los niveles altos de PCR (asociada a las inflamaciones graves).
Esta forma de comer puede evitar los procesos inflamatorios que causan molestias abdominales, hinchazón, mala digestión, además de alergias y asma.
Este enfoque alimenticio resulta clave en las estrategias para prevenir la diabetes, la obesidad, las enfermedades cardíacas, las patologías reumáticas y más.
De acuerdo con el Centro de Salud de la Universidad de Harvard e investigaciones recogidas por el Centro Nacional para la Información en Biotecnología de los Estados Unidos, la nutrición antiinflamatoria puede elevar la calidad de vida de las personas con enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple, el lupus o la AR (artritis reumatoide).
Como mejora la saciedad, gracias al consumo de más alimentos con fibra, puede ayudar a alcanzar un mejor peso corporal.
Puede fortalecer el sistema inmune, por el aporte de más alimentos antioxidantes y ricos en omega-3.
Por si fuera poco, al ser una dieta que promueve una alimentación enfocada en alimentos de temporada, naturales y con mayor frescura, permite ahorrar más en las compras.
Entre los alimentos con más poder antiinflamatorio, tenemos muchos de los que están presentes en la dieta mediterránea. ¡Veamos!
Las proteínas ricas en omega-3, en especial, los pescados como la caballa, atún, sardina, salmón, boquerón y arenque, aportan grasas saludables. Además, pueden bajar los marcadores de inflamación en la sangre (PCR, IL-6 y TNF-a).
El aceite de oliva virgen extra es el más aconsejado por sus grasas saludables. Otro muy recomendado es el aceite de cacahuete.
Los vegetales de hoja verde y las verduras en general, son claves en la alimentación antiinflamatoria. Incluye a diario verduras variadas como brócoli, kale, tomates, cebolla, espinacas, ajo, acelgas.
Las fresas, cerezas, arándanos, granadas, naranjas, manzanas y limones son imprescindibles para combatir las reacciones inflamatorias y fortalecer el sistema inmunológico.
Las semillas tostadas u horneadas de almendras, nueces, calabaza, lino y más, contienen nutrientes con efectos desinflamatorios.
El pavo, el pollo y los huevos, preparados con muy poca grasa, aportan proteínas de calidad para el metabolismo y ayudan a combatir los procesos inflamatorios.
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