Dolor en la ingle: causas y tratamiento en hombres

La causa más frecuente del dolor en la ingle es la distensión de un músculo, un tendón o un ligamento. Normalmente, se presenta de forma espontánea como un pequeño dolor, que en los casos más leves suele ser consecuencia de un desgaste excesivo de la misma por movimientos repetitivos.

Lo más habitual es que esta molestia se presente entre deportistas que practican actividades como el hockey, el fútbol y el esquí. El dolor puede ocurrir inmediatamente después de una lesión o se puede manifestar gradualmente en un período de semanas o incluso meses. De hecho, puede llegar a empeorar con el uso continuo de la zona lesionada.

Por otro lado,  según explican los expertos, el dolor inguinal también puede aparecer como resultado de una lesión o una fractura ósea, una hernia o incluso la presencia de cálculos renales.

Además, otras causas menos comunes del dolor inguinal son:

• Inflamación del testículo o epididimitis y estructuras conexas
• Torsión del cordón espermático que va pegado al testículo, conocida como torsión testicular
• Tumor del testículo
• Inflamación del intestino grueso y delgado
• Infección cutánea
• Inflamación de los ganglios linfáticos
• Infección urinaria

Dolor inguinal: ¿cuándo acudir al médico?

Las zonas inguinales se ubican a ambos lados del cuerpo en los pliegues donde el abdomen se une con las piernas, y el pubis se halla entre ambas partes. Lo más molesto de este tipo de lesión es el dolor que generan, pero si se trata de lesiones leves, tienden a remitir con el tiempo sin complicaciones.

Sin embargo, hay que acudir al médico si el dolor es intenso y no mejora con el paso del tiempo. Si sientes dolores en otras partes del organismo aunque sean leves como en los testículos, en la zona inferior del abdomen, etcétera.

Lo mismo sucede si se producen cambios en el color de la piel, hay sangre en la orina o el dolor y la inflamación testicular van acompañados de náuseas, vómitos, fiebre, escalofríos.

¿Cómo tratar el dolor en la ingle?

En el caso de que el dolor sea causado por una distensión o un esguince, los especialistas de Sanitas recomiendan:

• Tomar analgésicos para calmar el dolor
• Colocar una compresa de hielo o una bolsa de congelados envuelta en una capa protectora sobre la zona dolorida durante 20 o 30 minutos, de dos a cuatro veces por día
• Reposo durante el tiempo que nos indique para que se produzca una recuperación plena
• Suspender temporalmente la participación en cualquier actividad deportiva
• No se deberá reanudar la actividad física hasta que el desgarro haya cicatrizado y pueda mover la cadera completamente sin ningún dolor

Pero si se trata de una hernia inguinal, desde Elsevier indican que el tratamiento inicial no quirúrgico consiste en:

• La observación atenta de cualquier cambio en la actividad tras 6-8 semanas de reposo
• Medicamentos antiinflamatorios
• Laxantes emolientes
• Fisioterapia con supervisión para el fortalecimiento del tronco
• Ejercicios de estiramiento muscular

En este sentido, puntualizan que la exploración y reparación quirúrgicas solo deben tenerse en cuenta en el paciente sintomático o cuando con el tratamiento no quirúrgico no mejoran los síntomas.