Los ligamentos tienen la función de estabilizar la articulación y limitar sus movimientos. Permiten y facilitan el movimiento dentro de las direcciones anatómicas naturales, mientras que restringen aquellos movimientos que son anatómicamente anormales. En este artículo de Apoteka, abordamos las diferentes lesiones que pueden producirse cuando fallan los ligamentos de la mano y cómo debes actuar en cada una de ellas.
Tal y como explican desde DKV, los ligamentos están compuestos por tejido conjuntivo sólido y elástico que va de hueso a hueso y cuya función es conectar la articulación. En el caso concreto de la mano, para que ésta funcione con normalidad, deben trabajar juntos muchos músculos, tendones, ligamentos y huesos.
Por otro lado, los mismos expertos señalan que las lesiones más frecuentes de los ligamentos son los esguinces producidos por la elongación del tejido ligamentoso con motivo de un giro forzado. Sus síntomas son dolor, tumefacción e impotencia funcional. La intensidad, sin embargo, va a depender del ligamento lesionado y del grado de esguince que se produzca:
En cuanto al tratamiento de estas lesiones, los especialistas de DKV advierten de que cada tipo de esguince requerirá de unos cuidados. Éstos son:
En cualquier caso, indican que en el momento en que se origina la lesión debe aplicarse frío local para controlar el proceso inflamatorio agudo. Y, una vez que el ligamento se ha reparado, iniciar un tratamiento rehabilitador para recuperar el arco de movilidad completo de la articulación afectada.
El procedimiento es muy similar si se ha producido una luxación o subluxación, otro tipo de traumatismo que afecta a los ligamentos y que se identifica como un desplazamiento brusco de las superficies articulares de forma que uno de los huesos que la componen pierde su ubicación original, impidiendo la movilidad absoluta de dicha articulación.
Como defienden en MSD, el médico actúa en estas circuntancias para volver a colocar los huesos en su posición normal y luego inmoviliza la zona para que ésta pueda soldarse y recuperar así su estado natural. Para ello, se puede utilizar un vendaje, una férula o un yeso, dependiendo de la localización y la gravedad de la fractura.
Si los huesos están fuera de posición o si una articulación es inestable puede ser necesaria a veces la cirugía. Después, "la mano comienza a ejercitarse tan pronto como sea posible para evitar la pérdida de la función", advierten.
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