La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomiendan la leche materna como alimento exclusivo hasta que el bebé cumpla seis meses. A partir de entonces, ya se puede incorporar de manera progresiva otros alimentos sólidos, como los cereales. Pero, ¿cuál es la mejor forma de dárselos? En Apoteka te contamos por qué el biberón no se considera la opción más adecuada.
Desde el sexto mes, explican desde Quirónsalud, la mayor parte de los bebés pueden sentarse con apoyo y están perfectamente capacitados para comer con cuchara. Una decisión que recomiendan frente al biberón, ya que su uso prolongado incrementa el riesgo de caries y de problemas de oclusión dental.
Por otro lado, la AEP puntualiza que la práctica de añadir cereales en el biberón tampoco ayuda a que duerman mejor. De este modo, descarta que funcione el hecho de "poner uno o varios cacitos de cereales industriales con la hipotética misión de conseguir que el niño "aguante" más por la noche sin pedir alimentación para que duerma de un tirón".
Además, también desaconseja este método porque puede aumentar el riesgo de que el pequeño sufra enfermedades metabólicas en el futuro. "Es absolutamente recomendable abandonar el biberón alrededor del año de vida, sustituyéndose por vasos fáciles de coger y de manejar", señalan. "La sobrealimentación y el mal uso del biberón pueden incrementar el riesgo de tener obesidad", alertan.
Los cereales son, generalmente, los primeros alimentos que se introducen en la dieta de un lactante (mezclados con leche materna o con preparados). Los hay sin gluten (procedentes sobre todo de arroz, maíz, mijo y tapioca) y con gluten (trigo, cebada, avena, centeno). Entre las diversas formas que existen de digerirlos, los pediatras optan por pequeñas cantidades en forma de pan, pasta hervida, maíz o arroz hervido.
Por el contrario, recuerdan que los cereales industriales tienen calorías extra nada beneficiosas para los niños. Como informan, este tipo de harinas suelen llevar azúcares añadidos (entre el 25 y el 30 por ciento de la composición) y producen menos saciedad que la alimentación sólido-blanda.
Y, aunque reconocen que puede resultar complicado que el bebé se acostumbre a alimentos sólidos al principio, los especialistas insisten en que es preferible combinar la leche con cereales e, incluso, triturar una galleta con la fruta que acudir al biberón (pese a que ésta sea, en muchas ocasiones, la fórmula más sencilla).
Para que poco a poco asimilen los cereales como parte diaria de su alimentación, los profesionales aconsejan:
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