Desde el comienzo del embarazo, las mamas se van preparando para la lactancia. Su aspecto cambia y se muestran más voluminosas y sensibles. Además, los pezones y las areolas también son distintos, ya que adquieren un tono más oscuro. Sin embargo, la lactancia puede provocar cierto dolor en el pecho y dificultar las posibilidades de amamantar, llegando a ser totalmente imposible en algunas ocasiones.
En este artículo de Apoteka, te contamos todo lo que puedes hacer para reducir estas molestias y continuar dando el pecho a tu hijo.
Desde Sanitas explican que cuando aumenta la producción de leche es "normal" que las mamas aumenten de tamaño, estén algo más sensibles y, en ocasiones, se congestionen. Concretamente, en este último caso especifican que las mamas están "duras, hinchadas y doloridas" debido al aumento de sangre, leche y otros fluidos. Una situación que, en consecuencia, impide que el bebé se adapte bien a la areola de su madre con el riesgo de provocar lesiones e, incluso, grietas.
Aunque desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) reconocen que es "normal" sentir molestias en los pezones los primeros días tras el parto, "un dolor intenso o persistente" puede indicar que existe algún problema. De hecho, insisten en que pueden aparecer grietas si se dificulta el vaciado de la mama con riesgo de complicaciones como la mastitis. Por ello, subrayan la importancia de acudir al médico para identificar la causa.
En este sentido, señalan que cuando el dolor no coincide con la toma y aparece en forma de pinchazos o resquemor en el pecho, puede deberse a otras causas como infecciones, síndrome de Raynaud o contracturas musculares, entre otras afecciones.
Mientras, los especialistas de Sanitas recuerdan que no hay necesidad de limitar la ingesta de líquidos y ofrecen las siguientes indicaciones para disminuir el dolor de pecho durante la lactancia:
Como hemos mencionado anteriormente, el dolor de pecho puede derivar en grietas o mastitis. El primer caso suele ser el resultado de un problema de agarre, ya sea porque el bebé tiene el frenillo demasiado corto o la postura para dar el pecho no es la correcta, afirman desde la AEP.
Para aliviar los dolores, las pezoneras pueden ser de utilidad de forma transitoria, siempre y cuando estén bien colocadas y se empleen hasta que se hayan curado las grietas. Un proceso que, sin embargo, no puede dilatarse mucho en el tiempo pues, en ese supuesto, hay que sospechar una sobreinfección bacteriana y puede ser necesaria la aplicación de una pomada antibiótica tras la toma.
Por otro lado, si notas dolor y enrojecimiento en alguna parte del pecho, acompañado o no de fiebre y malestar general, puedes estar desarrollando una mastitis. Ante este escenario, es "muy importante" continuar con la lactancia aumentando la frecuencia de las tomas o, si esto te produce demasiado dolor, vaciando el pecho con sacaleches.
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