El cuerpo humano necesita un umbral de temperatura concreto para funcionar correctamente. Conocer nuestra temperatura corporal puede ser útil para detectar una enfermedad o saber si un tratamiento está funcionando o no. La fiebre es un mecanismo de defensa y ésta aparece cuando se superan los 37 grados. A continuación, te contamos qué tipos de termómetros existen y cómo usarlos.
La temperatura se puede medir desde diferentes zonas del cuerpo: boca, ano, axila, frente u oído. Dependiendo de cuál se elija, se tomarán unos valores u otros para determinar si hay fiebre. Teniendo en cuenta que el promedio de la temperatura oral oscila los 37 grados, los valores llegan a superar más de medio grado en la zona rectal y timpánica, mientras que en la axila y la frente estas cifras disminuyen hasta 0,6 grados porque son más externas.
Según MSD, la temperatura rectal es la más precisa. De hecho, es la más aconsejada para saber si los niños tienen fiebre. En el lado opuesto se encuentra la medición a través de la axila por ser la menos exacta. No obstante, los especialistas la recomiendan para los padres que se sienten incómodos al tomar la temperatura rectal y no tienen un dispositivo para medir la temperatura de la frente o del oído, "la medición de la temperatura en la axila puede ser mejor que no realizar ninguna medición", indican.
Lo mismo señalan para adultos en Elsevier, donde insisten en que la medición axilar es el método menos fiable y, en consecuencia, "solo debe usarse como instrumento de evaluación". Además, destacan que, una vez se haya elegido cómo tomar la temperatura, no se puede cambiar de criterio. "Los diferentes métodos pueden proporcionar lecturas distintas y la única manera de saber si la temperatura aumenta o disminuye es utilizando el mismo método".
Entre los diferentes termómetros que se pueden encontrar en el mercado, Elsevier destaca que los más seguros son:
Por otro lado, también se pueden encontrar otros termómetros pero su empleo, en cambio, no está recomendado:
El resultado en todos ellos tarda aproximadamente un minuto en aparecer. Antes y después de tomar la temperatura es aconsejable lavarse las manos con agua y jabón. Con el mismo método y hábito hay que limpiar el termómetro, en este caso sólo con agua fresca o tibia porque la fría, así como la caliente, pueden provocar que el termómetro haga una lectura incorrecta.
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