Durante el embarazo se producen una serie de cambios fisiológicos y farmacocinéticos que pueden alterar la eficacia y seguridad de los medicamentos. Por ello, hay que extremar las precauciones a la hora de recurrir a los fármacos, ya que tanto la forma como la frecuencia en la que los tomamos pueden variar. En este artículo de Apoteka abordamos cómo se debe administrar el ibuprofeno en la gestación.
Los mareos, las náuseas, los vómitos, la acidez, el estreñimiento o las hemorroides, entre otros síntomas, son problemas muy comunes durante el embarazo que, en algunas ocasiones, requieren de ciertos fármacos para mitigarlos. Lo mismo sucede cuando hay que tratar enfermedades crónicas durante esta etapa. En este caso, advierte el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona de que "el riesgo de no medicarse es superior al de tomar el fármaco". Sin embargo, subrayan que éstos "siempre deben tomarse siguiendo las recomendaciones del médico".
Hay muchos fármacos que pasan de la madre al feto, sobre todo a través de la placenta, que pueden afectar negativamente al embrión. Pero, ¿es el ibuprofeno uno de ellos?
El ibuprofeno es uno de los medicamentos más utilizados en España y actúa como analgésico, antiinflamatorio y antipirético. Por ello, se indica para combatir dolores musculares o de cabeza, así como para reducir la fiebre o aliviar las molestias que ocasionan las torceduras, la artritis o los esguinces, entre otros. Se puede encontrar como comprimidos o en sobre de diferentes dosis, que nunca pueden superar los 2.400 mg diarios.
Según el Consejo General de Farmacéuticos (Cgcof), el consumo de ibuprofeno -sobre todo en dosis muy altas y de manera prolongada- puede ocasionar:
La misma institución alerta de que tampoco es recomendable utilizarlo si estás embarazada, especialmente durante el último trimestre. "Puede retrasar o dar lugar a complicaciones durante el parto", señala el farmacéutico Iván Espada. En cambio, sí puede tomarse en la lactancia pero siempre bajo el control de un médico.
Además, según un estudio reciente del Instituto francés de la Salud y la Investigación Médica (INSERM), la ingesta de ibuprofeno durante las fases tempranas del embarazo puede provocar perturbaciones hormonales en los fetos masculinos, con eventuales consecuencias en el desarrollo del tracto urogenital.
La investigación concluye que este medicamento suprime la producción de diferentes hormonas testiculares como la testosterona, que controla -por ejemplo- la bajada de los testículos.
En cuanto a la toma de otros fármacos, todos los expertos coinciden en que los efectos sobre el feto varían en función de la cantidad y la toxicidad de cada uno. También influyen la etapa del embarazo en la que se toman y cuánto tiempo se extiende su administración.
En este sentido, el COF de Barcelona asegura que en los primeros 17 días desde la fecundación, cuando el embrión todavía está implantándose, los medicamentos no producen ningún efecto negativo o, si se produce, desemboca en la pérdida del feto.
Por otro lado, a partir del día 17 y hasta el 60 el embrión es más vulnerable, ya que sus órganos se están desarrollando y la ingesta de fármacos puede provocar el aborto o una anomalía congénita.
En último lugar, los medicamentos administrados después del primer trimestre pueden alterar el crecimiento y la función de los órganos y los tejidos, así como alterar la placenta o reducir la sangre que recibe el feto.
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