Aromaterapia: ¿de verdad funciona?
La aromaterapia ayuda en dolencias menores, problemas digestivos o síndrome premenstrual.
Existen tres formas para aplicar los aceites esenciales con fines terapéuticos
¿Puede afirmarse que la aromaterapia es eficaz contra algunas enfermedades y dolencias? El uso de aceites esenciales de origen vegetal con fines terapéuticos es una práctica ancestral que en los últimos años ha cobrado más peso gracias al auge de las terapias naturales y complementarias. Pero, ¿realmente sirve para curar? En este artículo de Apoteka, damos respuesta a este interrogante.
La base de la aromaterapia se encuentra en las esencias que se extraen de plantas aromáticas, flores, hojas, semillas, frutas e, incluso, cortezas con propiedades terapéuticas. De hecho, ha quedado demostrado que ayudan en dolencias menores, problemas digestivos, síndrome premenstrual, enfermedades relacionadas con el estrés y algunos problemas de piel.
Sin embargo, "es extremadamente improbable que la aromaterapia cure enfermedades más importantes, por lo que no recomendamos que se utilice en estos casos en sustitución de la medicina convencional", puntualizan desde Sanitas. Sí que reconocen en cambio que puede aliviar el estrés psicológico experimentado por las personas que sufren de una patología grave.
En este punto, explican que la aromaterapia actúa sobre nuestro sentido del olfato, activando una parte del cerebro llamada sistema límbico que es, precisamente, donde se encuentra el instinto, el humor y la emoción. "Se cree que la aromaterapia puede estimular la liberación de sustancias químicas que juegan un papel en las emociones", afirman.
Aplicaciones principales de la aromaterapia
Por otro lado, en una publicación de Elsevier señalan que las acciones farmacológicas más destacables de los aceites esenciales son:
- Poder antiséptico. Se manifiestan frente a un gran número de bacterias patógenas e incluye ciertas cepas antibiorresistentes (citral, geraniol, linalol o timol).
- Propiedades irritantes. Provocan un aumento de la microcirculación, rubefacción importante, sensación de calor y, en ciertos casos, ligera acción anestésica local. Por ello, están destinados a aliviar esguinces, agujetas, distensiones y otras algias articulares o musculares. Además, ayudan a la vasodilatación y causan un efecto diurético (enebro), así como estimulan las células del mucus y aumentan los movimientos de los cilios del árbol bronquial (eucalipto, niaulí y pino).
- Acción espasmolítica y sedante. Los aceites esenciales con anetol disminuyen o suprimen los espasmos gastrointestinales e intensifican la secreción gástrica (los de muchas umbelíferas, los de las mentas o el de verbena) y ejercen una acción neurosedante (lavanda, melisa, valeriana).
- Efecto colagogo y colerético (cúrcuma).
- Acción antirreumática, antiinflamatoria y antiflogística (mostaza y manzanilla).
- Efecto cicatrizante (lavanda).
¿Cómo se usan los aceites esenciales?
Asimismo, recuerdan que los aceites esenciales pueden ser utilizados con fines terapéuticos en tratamientos de una a tres semanas de duración, aplicados de diferentes vías:
- Cutánea, como aceite para masaje corporal para dolores muy localizados, quemaduras o picaduras de insectos o como baño aromático.
- Olfativa, a través de difusiones atmosféricas que son, concretamente, la forma más importante de aprovechar las propiedades terapéuticas de los aceites esenciales, o como vahos, realmente eficaces en resfriados o sinusitis.
- Oral. Aunque no es la forma más idónea de aplicarlos, se pueden administrar en pequeñas dosis y acompañados de miel. "No tienen un sabor que se pueda catalogar de agradable", aseguran.