Los tampones y las compresas continúan siendo las medidas de higiene más empleadas por las mujeres durante el periodo. Sin embargo, en los últimos años están proliferando otras alternativas más ecológicas y respetuosas con el medio ambiente que cada día ganan más adeptas. Seguro que ya conoces la copa, pero ¿has oído alguna vez hablar de la esponja menstrual?
En este artículo de Apoteka te contamos todo sobre ella. Te explicamos cómo se utiliza y qué ventajas e inconvenientes presenta frente al resto de productos de higiene femenina.
Blanca González Herrero, vocal de Dermofarmacia del Colegio de Farmacéuticos de A Coruña, explica que las esponjas menstruales son cómodas, ecológicas y económicas. Como su propio nombre indica, son esponjas que se introducen en la vagina durante la menstruación y absorben el flujo durante los días de sangrado.
Pueden clasificarse en esponjas naturales y sintéticas según su material de fabricación:
Ambas comparten que son una alternativa al tampón e hipoalergénicas. "Se adaptan con mucha comodidad, son flexibles, suaves, muy absorbentes y discretas", señala la experta. Además, a diferencia de la copa menstrual, permiten mantener relaciones sexuales durante su uso.
Solamente pueden emplearse un máximo de ocho horas, ya que tanto las sintéticas como las naturales -así como los tampones- tienen riesgo de producir síndrome de shock tóxico (SST). "Para prevenirlo debemos recomendar no exceder estas horas de uso, lavarse las manos antes de su manipulación y no utilizarlas más allá de los días de menstruación", añade la especialista.
Como hemos comentado anteriormente, solo la esponja natural o marina puede reutilizarse. Puede emplearse en diferentes ciclos pero antes hay que limpiarla correctamente. Para ello, los fabricantes recomiendan que se sumerja durante doce horas en diferentes soluciones (bicarbonato, vinagre, aceites esenciales, etc.) y, después, dejarla secar al aire. La vocal del COF recuerda que no se puede esterilizar porque podría provocar la pérdida de su integridad y, en consecuencia, romperse o endurecerse.
"El paso de limpieza es un punto crítico", advierte. "Debemos ser conscientes de que el material de la esponja es poroso y, por tanto, pueden quedar retenidos microorganismos con el riego de infección que ello conllevaría", alerta.
Además indica que "también debemos tener en cuenta que la hemos sumergido en soluciones de las que no tenemos evidencia científica sobre su poder desinfectante y que pueden ser irritativas, modificar el pH y dañar la flora vaginal". Es por esta razón que la especialista se decanta por las copas menstruales, ya que están fabricadas con materiales inertes donde no se acumulan gérmenes y se pueden esterilizar.
Con todo, destaca que las esponjas menstruales son un producto todavía poco extendido y, por tanto, "debemos estar atentos y elegir aquellas marcas que nos ofrezcan garantías". "Si no estamos seguros lo mejor es recurrir al canal farmacia donde el farmacéutico como profesional sanitario ha exigido a sus proveedores los estándares necesarios y que además nos va a aconsejar sobre su uso adecuado", añade.
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