¿Qué alternativas de la proteína animal podemos consumir?

Dieta vegetariana y/o vegana

Hay que prestar un especial cuidado a la nutrición si se decide optar por una dieta vegetariana.

Hay diferentes opciones para suplir la carencia de vitaminas y proteínas más comprometidas

Sara Cabrero
Se lee en 3 minutos

Existen distintas razones por las uno decide renunciar o disminuir el consumo de proteínas de origen animal. Hay quien lo hace porque quiere ser más respetuoso con el medio ambiente y los animales. Otros porque simplemente su salud les impide ingerir este tipo de productos. En este artículo de Apoteka, te contamos las diferentes alternativas que puedes encontrar si has descartado de tu alimentación la proteína animal, indiferentemente del motivo que se esconda detrás.

Las proteínas son esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. De hecho, son la fuente principal para obtener la cantidad adecuada de aminoácidos que el cuerpo no puede producir por sí mismo. Es por esta razón que hay que prestar un especial cuidado a la nutrición si se decide optar por una dieta vegetariana u otra cualquiera que no incluya carne.

Cada tipo de proteína tiene una función en el organismo. Algunas intervienen en el sistema inmunitario, otras tienen un papel importante en el funcionamiento de los músculos o en el cuidado de la piel, etc. Todas y cada una de ellas son indispensables y el fallo de una puede repercutir al resto. Para evitar futuras complicaciones, en Elsevier destacan que es necesario reforzar la alimentación con determinados productos que detallamos a continuación.

Diferentes alternativas a la proteína animal

Con el objetivo de cubrir todos los requerimientos nutricionales para estar saludables, la especialista María José González Corbella afirma que, en una dieta vegetariana o con bajo aporte proteico de origen animal, habría que suplir la carencia de las vitaminas y proteínas más comprometidas en la misma de la siguiente forma:

  • Ácidos grasos (huevos y pescado). Para compensar su ausencia, aumentar el consumo de alimentos y aceites ricos en oleico, como el aceite de oliva, los frutos secos (excepto las nueces), las aceitunas y los aguacates.
  • Hierro (carne, aves y pescado). Buscar esta fuente en huevos, legumbres, frutos secos, semillas, cereales integrales, cacao, frutas desecadas, vegetales de hoja verde, patatas, espirulina y levaduras, así como en el té, el café o el vino tinto.
  • El zinc es otro mineral que puede estar comprometido en las dietas vegetarianas. Por ello, la experta aconseja incrementar la ingesta de leguminosas, cereales integrales, semillas, frutos secos y levaduras. Igualmente, señala que los huevos, la leche y los productos lácteos ofrecen un "suministro adecuado" si se permiten los derivados de origen animal.
  • Calcio (leche y productos lácteos). Cuando estos alimentos no están presentes en la dieta, el aporte de calcio proviene fundamentalmente de las legumbres, las semillas, los productos derivados de la soja como el tofu y otros productos enriquecidos, las almendras, las avellanas, los cereales de desayuno enriquecidos, algunas frutas desecadas como los higos secos o los dátiles, las verduras de hoja verde, los puerros y las algas.
  • Vitamina D (aceite de hígado de pescado, yema de huevo, pescado azul o hígado). Para equilibrar este déficit en la dieta, se recomienda incluir suplementos vitamínicos o alimentos enriquecidos con vitamina D (leche de vaca o soja, margarina y cereales de desayuno), así como la exposición a la luz solar.
  • Vitamina B12 (hígado, vísceras, queso, huevos, pescado y carne). La especialista advierte de que los alimentos vegetales no contienen esta vitamina, a excepción de los fermentados de soja y las algas, pero en cantidades insuficientes o "extraordinariamente variables", respectivamente.

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