Esguince intercostal: síntomas y tratamientos
El dolor aumenta con la presión abdominal, en acciones como toser, caminar o reír.
Se puede tratar con fármacos, fisioterapia y con ejercicios que incluyen el yoga o el pilates
El esguince intercostal o la neuralgia en las costillas es una dolencia muy común. De hecho, constituye un problema clínico muy frecuente en las consultas de Atención Primaria. Su sintomatología se presenta como un dolor en la región costal y torácica en forma de calambre. En este artículo de Apoteka, abordamos cuáles son los tratamientos disponibles para mitigarlo.
Aunque hay múltiples causas asociadas al esguince intercostal, sus síntomas son bastante característicos y uniformes. Según una publicación de Elsevier, este tipo de dolor suele guardar relación con actitudes posturales y aumentan con la presión abdominal, como toser, caminar o reír, o ciertas condiciones del paciente, como la obesidad o la presencia de cicatrices, que precipitan o agravan la sintomatología.
Por el contrario, advierten de que otras situaciones, como la sedestación o el decúbito, pueden proporcionar un alivio sintomático, debido al reposo de la musculatura abdominal y la ausencia de compresión sobre las estructuras de la pared.
Pero, ¿cuáles son los factores más comunes que se esconden detrás de esta dolencia? Según los mismos expertos, la causa más frecuente del dolor originado abdominal son las lesiones de estructuras de la propia pared originadas por:
- Intervenciones quirúrgicas. Son relativamente frecuentes y requieren una actuación terapéutica precoz.
- Impactos abdominales traumáticos, como accidentes a gran velocidad o el uso del cinturón de seguridad. La gran mayoría no precisa intervención terapéutica, salvo en el caso de complicaciones sobreañadidas.
- No hay una causa específica, pero se puede atribuir a fracturas o esguinces, artrosis, afecciones pulmonares, problemas posturales, tumores, embarazo y otras infecciones virales.
Tratamiento del esguince intercostal
Como con otras afecciones, el tratamiento variará según el agente causal, ya que no se seguirá el mismo procedimiento cuando se trata de una infección vírica que cuando hay un pinzamiento de los nervios afectados. Así, se podrá optar por una terapia farmacológica o por la fisioterapia dependiendo de su origen:
- Inyección de anestésicos o aplicación de corticoides en la zona afectada. “La terapia de inyección local con un anestésico tópico en los puntos dolorosos puede proporcionar alivio sintomático en un 60-90% de los pacientes”, afirman.
- Antiinflamatorios para calmar el dolor, entre ellos el ibuprofeno o el naproxeno que, también, pueden ayudar a reducir la inflamación del área perjudicada.
- Radiofrecuencia: consiste en aplicar calor profundo en la zona costal y así acelerar la recuperación del tejido.
- Tratamiento fisioterapéutico con el fin de disminuir el tono de la musculatura y movilizar y liberar las articulaciones que puedan estar comprometiéndolo.
- Vendaje funcional para disminuir los síntomas en la zona afectada.
Y para la rehabilitación, los profesionales recomiendan gimnasia abdominal hipopresiva, una correcta higiene postural o ergoterapia en todas las actividades diarias, y el estiramiento de estructuras musculares que tienden a aumentar el tono intercostal mediante pilates o yoga, evitando el sedentarismo.
Si no se encuentra mejoría y aparecen signos como dolor en el pecho que se irradia al brazo izquierdo, cuello, mandíbula y espalda (antecedente de infarto), así como palpitaciones cardíacas o sensación de opresión en el pecho, dificultades a la hora de respirar o confusiones repentinas, acompañadas de mareos y cambios en la conciencia, es necesario acudir a Urgencias.