¿Qué son los parches transdérmicos y para qué sirven?
Algunos parches transdérmicos liberan nicotina para ayudar a dejar de fumar.
Los parches transdérmicos sirven para tratar el alzhéimer, la menopausia o el dolor crónico, entre otros
La medicina no deja de evolucionar y ello es visible también en la administración de medicamentos. En este artículo, los especialistas nos desvelan qué son los parches transdérmicos y cuáles son sus funciones.
"Los parches transdérmicos son formas farmacéuticas cuya aplicación tópica permite la dosificación de los fármacos que vehiculan con una cesión continua, a una velocidad programada y durante un periodo de tiempo definido", explican los farmacéuticos Ramón Bonet y Antonieta Garrote en su artículo ‘Parches medicamentosos’.
Tal y como indican estos expertos, con este producto, la industria farmacéutica ha conseguido "modificar la barrera difusional epidérmica y conseguir así que determinados fármacos puedan ejercer una acción sistémica cuando se aplican mediante sistemas modificadores de la absorción y difusión".
Características de los parches transdérmicos
Para entender mejor quién puede usar parches transdérmicos y cuáles son sus utilidades, Bonet y Garrote detallan las claves aquí:
- Son especialmente útiles para tratamientos de larga duración, ya que permiten un control posológico, con una liberación constante, sostenida y controlada de los principios activos que incorporan.
- Para que funcionen correctamente, hay que asegurarse de que pueden llegar de la piel hasta el torrente sanguíneo sin problemas.
- Estos soportes terapéuticos tienen que incorporar sustancias activas para "tratar o prevenir alguna patología y/o restaurar, corregir o modificar una función biológica mediante una acción farmacológica, inmunológica o metabólica".
- Los parches transdérmicos se adaptan a las condiciones de la piel, del momento y al tiempo de aplicación.
Tipos de parches transdérmicos
Los farmacéuticos señalan que según el tipo de reservorio y el control de la liberación del principio activo, los parches se dividen en tres tipos:
- Parches transdérmicos tipo reservorio: el fármaco se encuentra en un depósito y se libera a través de una membrana que controla la emisión del principio activo.
- Parches transdérmicos tipo matricial: en este caso, el principio activo está en una matriz y se libera por un proceso de difusión. La diferencia con el anterior es que en estos soportes no existe una membrana semipermeable de control.
- Parches transdérmicos mixtos: cuentan con múltiples reservorios para la difusión del principio activo.
Además, los expertos señalan que la hidratación -potenciada por la oclusividad- logra aumentar la penetración. "Al incrementar el espesor, se reduce su densidad y disminuye la resistencia a la difusión. Por otro lado, el poder oclusivo del parche favorece un aumento de temperatura en la zona de aplicación, y con ello se refuerza termodinámicamente la difusión del fármaco", afirman.
¿Cuándo usar parches transdérmicos?
No obstante, estos soportes están destinados a tratar diferentes patologías y se usan para:
- Prevenir la angina de pecho.
- Tratar el dolor crónico: en procesos degenerativos, oncológicos, artrosis, neuralgias…
- Anticonceptivos.
- Nicotina para dejar de fumar.
- Tratamiento del alzhéimer y párkinson.
- Hormonas para la menopausia (parches de estrógenos).
- Anestésicos para conseguir una anestesia cutánea tópica en procedimientos superficiales.
- Mareos en los viajes o cinetosis.
En este sentido, Bonet y Garrote apuntan que la comodidad de administración, la reducción de la frecuencia y la magnitud de la dosis y la posibilidad de eliminación del sistema de administración de forma instantánea son las principales ventajas del uso de parches transdérmicos.